TEXTOS DE PENSADORES VIVOS PARA LECTORES DESPIERTOS
Lecturas y preguntas.
1. En la época actual,
la de los grandes descubrimientos técnicos, en el mundo del microchip y del
acelerador de partículas, en el reino de Internet y la televisión digital...
¿qué información podemos recibir de la filosofía? La única respuesta que
nos resignaremos a dar es la que hubiera probablemente ofrecido el propio
Sócrates: ninguna. Seguir leyendo en más información
Nos informan las ciencias de la naturaleza, los técnicos,
los periódicos, algunos programas de televisión... pero no hay información
«filosófica». Según señaló Ortega, antes citado, la filosofía es
incompatible con las noticias y la información está hecha de noticias.
Muy bien, pero ¿es información lo único que buscamos para entendernos
mejor a nosotros mismos y lo que nos rodea? Supongamos que recibimos una
noticia cualquiera, ésta por ejemplo: un número x de personas muere diariamente
de hambre en todo el mundo. Y nosotros, recibida la información, preguntamos
(o nos preguntamos) qué debemos pensar de tal suceso. Recabaremos
opiniones, algunas de las cuales nos dirán que tales muertes se deben a
desajustes en el ciclo macroeconómico global, otras hablarán de la
superpoblación del planeta, algunos clamarán contra el injusto reparto de los
bienes entre posesores y desposeídos, o invocarán la voluntad de Dios, o la
fatalidad del destino... Y no faltará alguna persona sencilla y cándida,
nuestro portero o el quiosquero que nos vende la prensa, para comentar: «¡En
qué mundo vivimos!» Entonces nosotros, como un eco pero cambiando la
exclamación por la interrogación, nos preguntaremos: «Eso: ¿en qué mundo
vivimos?» No hay respuesta científica para esta última pregunta, porque
evidentemente no nos conformaremos con respuestas como «Vivimos en el planeta
Tierra», «vivimos precisamente en un mundo en el que x personas mueren
diariamente de hambre», ni siquiera con que se nos diga que «vivimos en un
mundo muy injusto» o «un mundo maldito por Dios a causa de los pecados de los
humanos» (¿por qué es injusto lo que pasa?, ¿en qué consiste la maldición
divina y quién la certifica?, etc.). En una palabra, no queremos más
información sobre lo que pasa sino saber qué significa la información
que tenemos, cómo debemos interpretarla y relacionarla con otras informaciones
anteriores o simultáneas, qué supone todo ello en la consideración general de
la realidad en que vivimos, cómo podemos o debemos comportarnos en la situación
así establecida. Éstas son precisamente las preguntas a las que atiende lo que
vamos a llamar filosofía. Fernando Savater
2. Tomemos el caso de Madame Bovary quien se aburre en
Normandía mientras su marido está ocupado visitando pacientes en el campo. La
mayor parte del tiempo ella hace el amor más en la imaginación que en la
realidad. Es completamente virtual. Madame Bovary es la novela de lo virtual.
Yo también estoy en lo virtual cuando leo Madame Bovary o cualquier otro libro.
Entonces, si bien la palabra “virtual” fue creada por las nuevas tecnologías,
nació con Aristóteles. La modernidad del término es sólo aparente. Se dirá que los jóvenes están a toda hora en
lo virtual y que van a languidecer… No obstante, todos en nuestra generación
nos enamoramos alguna vez de estrellas de cine que tan sólo abrazábamos en
imágenes. Lo virtual es la misma carne del hombre. Una vaca no está en lo
virtual, está comiendo en su cuadro de hierba. Por el contrario, desde el siglo VI antes de Cristo, cada
vez que un geómetra dibujaba un círculo o un triángulo en el suelo, agregaba lo
siguiente. “¡Cuidado, esta figura no está allí, no se trata de eso, esa no es
la real o verdadera ! ¿Dónde está entonces la real? No se sabe. Incluso se
inventó en la época un firmamento de ideas enteramente virtual. El mundo de las
matemáticas es real, pero es real con un estatuto preciso; un estatuto de
ausencia.
Michelle Serres
3. El primer carácter de la racionalidad
tecnológica es que no trata de responder a la pregunta esencialista sobre el
qué de las cosas, sino a la cuestión para qué sirve? Lo que busca primariamente
la tecnología es construir un aparato herramienta que muestre inmediatamente en su
aplicación la eficacia para la que ha sido diseñado. Así su criterio
epistemológico es precisamente el criterio de eficacia operativa, lo cual
implica que los fines pragmáticos del conocimiento basado en tal tipo de
racionalidad primen sobre los fines teoréticos. No significa esto que
desaparezca el avance teórico, pues obviamente la tecnología necesita de la
ciencia, sino que los fines teoréticos quedan subordinados a los pragmáticos.
Ramón Quraltó
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