miércoles, 24 de febrero de 2016


ALGUIEN NOS DICE QUE ES HORA DE CAMBIAR





Está cansado de su teléfono móvil? El que alguna vez dijo que era inteligente, ahora parece un trasto lento y pesado. ¿Cierto? No es que usted sea más sofisticado ahora, ni que tenga un gusto más refinado, es que alguien ha planeado este momento de insatisfacción. Si en Colombia ya existen más de cuarenta millones de celulares activos, a quién podrían venderle más teléfonos para que el negocio sigue su marcha? La respuesta es fácil. Van a vender otros cuarenta millones de teléfonos a los mismos clientes, quienes tienen el mismo sentimiento de estar quedando rezagados con la tecnología a pesar de que pueden hacer casi las mismas cosas que hacían con sus aparatos anteriores. A casi todas mercancías las preparan para que parezcan inútiles después de un tiempo prudencial, a eso se llama obsolescencia planificada. No es de extrañar que un teléfono celular en el mercado solo tenga una vida útil de un año y medio, en Japón llega a reducirse a nueve meses, entonces 1200 millones de teléfonos que se producen anualmente en el mundo, con sus baterías de cadmio y níquel, con el coltán que tantas heridas sociales produce y todo el plástico, terminan siendo basura tóxica en pocos meses.




En la India se lanzó el smartphone más barato del mercado, se llama el Freedom 251, con un precio de solamente 3,7 dólares. La palabra no es "barato", ese precio es absurdo, menos de 12000 pesos! La producción, distribución y promoción de este aparato implicaría un precio de mínimo 60 dólares, e incluso con subsidios y vendiéndolo sólo por internet "su costo no podría ser inferior a 52 o 55 dólares" dijo el experto Bijesh Kumar. Qué explicación queda! Es posible que no sean los consumidores los que pagan el costo total del producto, lo que hacen las empresas es externalizar los costos, o mejor, lo que hacen es "exportar la pobreza".






TEXTOS DE PENSADORES VIVOS PARA LECTORES DESPIERTOS

Lecturas y preguntas.

1. En la época actual, la de los grandes descubrimientos técnicos, en el mundo del microchip y del acelerador de partículas, en el reino de Internet y la televisión digital... ¿qué información podemos recibir de la filosofía?  La única respuesta que nos resignaremos a dar es la que hubiera probablemente ofrecido el propio Sócrates: ninguna.  Seguir leyendo en más información

martes, 23 de febrero de 2016



MANIFIESTO CONTRA LA JUVENTUD


A propósito de la visita del filósofo francés Gilles Lipovetsky por estas fechas a Bogotá, quien participó en el foro "La estupidez: una reflexión urgente", reproducimos este escrito titulado "Manifiesto contra la juventud", que nos muestra el tono de la crítica que este autor quiere desarrollar en su obra frente al consumismo y los valores decadentes del capitalismo actual.


Campaña diseñada por la agencia Anomaly london para Diesel


1. Contra el síndrome juvenalista que infecta a la sociedad occidental y prestigia el sector más inútil, ignorante, vacío y conservador de la misma.

2. Contra los jóvenes en general de nuestro tiempo, por su actitud llorona y cobarde. Su falta de imaginación y de generosidad. Su pasividad en las propuestas de futuro. Su ovejuna conversión en masas consumistas disciplinadas y acríticas.

3. Contra los estudiantes. Ceporros hibernados en las cárceles del aula, que aceptan todas las vejaciones del sistema con el único motivo de ganar algún dinero el día de mañana.

4. Contra los dóciles lameculos que creen que su juventud es un grado de gracia que les concede el privilegio de la impunidad.

5. Contra los artistas jóvenes. Metástasis funesta, copiones, descerebrados. Satisfechos en sus ridículas aportaciones. Que todavía confían en que el arte sea un mercado.

6. Contra la música juvenil. Contra la industria, los músicos, los grupos tarados. Se os acaba el chollo: hasta los niños se están aburriendo con vosotros.

7. Contra las discotecas. Catedrales histéricas donde el alma juvenil se disuelve en blando infierno. Bebedores de refrescos, zampabollos impotentes...

8. Contra la moda juvenil y su obsesión por las marcas. Jerarquía espúrea, clasismo de calcetín, que es escuela de racismo, ligereza de opiniones y desprecio por el otro.

9. Contra los jóvenes parados. Auténticas marmotas en posición sodomizable. Sacos repletos de autoestima, que no inventan nada, ni se van de casa, ni emigran, ni siquiera se disuelven en el aire. Sólo dejan de llorar mientras están bebiendo.

10. Contra la industria completa del juvenalismo, con sus potingues falsarios, sus modelos desfasados, su mensaje enfermo y mentiroso.

11. Contra los que se obsesionan con el cuidado del cuerpo. Los que pedaleando al infinito en un palmo de terreno disminuyen su grasa y su cerebro. Condenados al fin, acomplejadas bestias, a trotar y a trotar hacia la muerte.

12. Contra los que se cambian de cara, los rejuvenecidos. No nos engañáis, sabemos que sois realmente viejos, a pesar de la máscara.

13. Contra la estupidez general que emerge, fluye, vuela y amenaza con ahogar lo que de humano queda en nuestra arquitectura de la nada

lunes, 22 de febrero de 2016


TEXTOS BREVES PARA REFLEXIONAR EXTENSAMENTE
Filósofos vivos

Fotografía: Andreas Gursky

El capitalismo: la fábrica de la fragmentación. David Harvey

El impulso de acumulación de capital es el motivo central  de la narrativa de la transformación de Occidente en los últimos tiempos y parece dispuesto a tragarse a todo el mundo en el siglo XXI. Durante los últimos trescientos años ha sido la fuerza fundamental que opera para moldear de nuevo la política, la economía y el ambiente del mundo. Este proceso de usar el dinero para hacer más dinero no es el único que se lleva al cabo, por supuesto, pero es difícil explicar los cambios sociales de estos últimos trescientos años si no lo observamos con cuidado. 
El impulso de acumulación de capital ha guiado la insaciable búsqueda de nuevas líneas de productos, nuevas tecnologías, nuevos modelos de vida, nuevas formas de desplazamiento, nuevos lugares para la colonización: una variedad infinita de estratagemas que reflejan el ilimitado ingenio humano para crear nuevas formas de obtener utilidades. En suma, el capitalismo siempre ha medrado en la producción de la diferencia.

La estetización del mundo. Guilles Lipovetsky

La economía liberal destruye los elementos poéticos de la vida social; produce en todo el planeta los mismos paisajes urbanos fríos, monótonos y sin alma, impone en todas partes las mismas libertades de comercio, homogeneizando los modelos de los centros comerciales, urbanizaciones, cadenas hoteleras, redes viarias, barrios residenciales, balnearios, aeropuertos: de este a oeste, de norte a sur, se tiene la sensación de que estar aquí es como estar en cualquier otra parte. La industria crea baratijas kitsch y no cesa de lanzar productos desechables, intercambiables, insignificantes; la publicidad «contamina visualmente» los espacios públicos; los medios venden programas dominados por la idiotez, la vulgaridad, el sexo, la violencia o, por decirlo de otro modo, «tiempo de cerebro humano disponible». Por construir megalópolis caóticas y asfixiantes, por poner en peligro el ecosistema, por descafeinar las sensaciones, por condenar a las personas a vivir como rebaños estandarizados en un mundo insípido, el modo de producción capitalista se estigmatiza como barbarie moderna que empobrece la sensibilidad, como orden económico responsable de la devastación del mundo: «afea la tierra entera», volviéndola inhabitable desde todos los puntos de vista. Este juicio es ampliamente compartido: la dimensión de la belleza se reduce, la de la fealdad se extiende. El proceso desencadenado por la Revolución Industrial prosigue inexorablemente: lo que se perfila, día tras día, es un mundo más desagradable.